martes, 20 de enero de 2009

Happy birthday to me!

¿Alguna vez os habéis preguntado con qué famosos compartís cumpleaños? Yo si, y, la verdad, el resultado de mi investigación roza el patetismo. Parece ser que el 20 de enero no es proclive al nacimiento de personajes célebres y lo único que he conseguido juntar es a un puñado de seres más bien heterogéneo. A primera vista llama la atención la conjunción de millonarios (no sé si esto es buena o mala señal). Así, comparto aniversario con Aristóteles Onassis, Ivana Trump y Alberto Cortina. Personajes célebres he conseguido uno bastante cascado: el rey Carlos III (sí, el de la Puerta de Alcalá) y a partir de ahí, todo degenera en una serie de estrellas venidas a menos como Tracii Guns (L.A. Guns), Lorenzo Lamas (el rey de las camas) o Gary Barlow de Take That. Recupero un poco de autoestima cinematográfica con Fellini y David Lynch para hundirme de nuevo con Garci y Pepón Nieto. That´s life.

domingo, 11 de enero de 2009

sábado, 10 de enero de 2009

Australia-nada

Me vengaré. Esto no se me hace a mí, Sr. Luhrmann. Prometerme un “Memorias de África meets Lo que el viento se llevó” y acabar con este pastiche. Como expresaba una crítica de manera muy plástica: antes de volver a soportar estas tres horas de película prefiero quedarme en casa clavándome alfileres en los ojos. Sr. Luhrmann, permítame desde mi humilde posición de devoradora de clásicos románticos de ayer y hoy, hacerle unas cuantas sugerencias sobre lo que debe ser un verdadero peliculón:

1. Busca paisajes exóticos. La sabana africana al atardecer de Memorias de África es exótica, Atlanta durante la Guerra de Secesión también, incluso la remota China arrasada por el cólera. Los desiertos polvorientos australianos NO son exóticos, son polvorientos. Y con esto no quiero decir que Australia no sea una maravilla, sencillamente me niego a creer que sea ese asco.

2. Escoge una pareja con “química”. Ayudaría mucho si la protagonista no tuviera unos labios salchicheros que parece que imponen un poco a su partenaire.

3. Cíñete a dos géneros como máximo. Romántico, western, bélico, aventuras, comedia, costumbrista y político, son demasiados para una sola película, aunque dure tres horas.

4. Inspírate y reinterpreta. Vale que te encante intertextualizar, valen los guiños sutiles al espectador, pero incrustar El Mago de Oz, la subasta de Lo que el viento se llevó, el bombardeo de Pearl Harbour, la granja de Memorias de África, la torso-ducha masculino de Lady Chaterley...no es un poco mucho?

5. Cuida el “glam”. Que la protagonista lleve unas gafas disparatadas al más puro estilo Johnny Depp en Sleepy Hollow y que la aparición estelar de Hugh Jackman sea en una chaqueta de camarero blanca tres tallas más grande no ayuda a crear “glamour”.


6. Elimina a los niños cuanto antes. No hay cosa que corte más el rollo de una película épico-romántica que aparezca algún niño correteando por ahí. Recuento: Memorias de África (0), Lo que el viento se llevó (1 pero muere), Los Puentes de Madison (0), Titanic (0) Casablanca (0). Queda claro ¿no?

7. Cuida el vocabulario. Vale, esto no es culpa tuya, la culpa es del doblaje, sin duda, pero todo el cuidado que pudieras poner en crear un clásico puede venirse abajo en segundos cada vez que uno de los protagonistas grita: "Diantre!" y mira que lo dicen bastantes veces.